jueves, 29 de junio de 2017

LA VÍSPERA DE SANTA VENUS de Anthony Burgess - Una pequeña joya de humor e ingenio - Valoración 9 sobre 10

Título original The eve of saint Venus
Traductor J. Ferrer Aleu
Páginas 175
Idioma Español
Publicación 1964 (1990)
Editorial Plaza & Janés Editores S.A.
 
Leer a Burgess después de Vonnegut es como beber una copa de cava después de un trago de agua fresca.
Anthony Burgess es uno de los mejores escritores ingleses de la segunda mitad del siglo XX. Su obra más conocida es “La naranja mecánica”, pero su obra magna es “Poderes terrenales”, de la que su editor francés dijo que era “su Ulises”. Hace años que leí las dos y alguna más (creo que de la “Trilogía Malaya”). De “La naranja” me sorprendió que lograra hacer comprensible e interesante una novela escrita en una jerga totalmente nueva y “Poderes terrenales”…, bueno, es una de esas obras que dejan huella y que me propongo releer este verano. “La víspera de Santa Venus” es el aperitivo, plato breve y sabroso que despierta el apetito. Burgess dijo que esta novelita era un homenaje al matrimonio y dedicó la nueva edición de 1981 a los Príncipes de Gales, que se casaban ese año y se separaban en 1992.
El propio Burgess, en el prólogo, define la novelita como jeu d’esprit, pequeña farsa de salón en que, sobre una situación trivial, se engarza un despliegue de humor, ingenio vivaz y fina ironía. La situación trivial es la reunión de una pareja prometida, Diana y Ambrose, con parientes y amigos en casa de los padres en vísperas de la boda. El enredo nace de la renuncia al matrimonio de Diana y su huida con una amiga lesbiana, al tiempo que Ambrose, el novio, despierta con una Venus en su cama. El cura, convencido de que Ambrose está poseído por el diablo, intenta un exorcismo pero equivoca el manual y recita la Oda a Venus de Lucrecio; confundido y frustrado, se arranca los hábitos. En el fondo, todos saben que Diana regresará; pero criados, padres y amigos, se enzarzan en una tumultuosa discusión entre el tópico mito erótico de Venus y el pedestre “pasar por el aro” del matrimonio.
Así describe al cura después de su fracasado exorcismo:
El hombre parecía un vagabundo intelectual, obligado a vagar por los caminos debido a la pederastia.”
Una pequeña joya de humor e ingenio, el perfecto aperitivo para el plato principal de “Poderes terrenales”.

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