lunes, 20 de febrero de 2017

DIDEROT: UNA BIOGRAFIA INTELECTUAL de Raymond Trousson - Buena biografía que sabe a poco - Valoración 8 sobre 10


  • Nº de páginas: 304 págs.
  • Editorial: EL ACANTILADO 2011


El libro de Damasio me lleva al de Jonathan Israel y éste a la biografía de Diderot que ahora reseño. Siempre he practicado el senderismo bibliográfico, hoy, con internet, tan cómodo, y mucho más arduo y emocionante en otros tiempos cuando, bocadillo en la mochila, hacia la ruta por bibliotecas y librerías de Barcelona en busca del tesoro. El éxito no estaba asegurado, pero proporcionaba la exaltación del viaje de descubrimiento.

El Diderot de Trousson es una biografía escrita con contención y ceñida a los hechos conocidos. Nada que ver con los vuelos especulativos de un Zweig o la imaginación novelesca de un Robert K. Massie (1), muy respetables, por cierto. Trousson se limita a exponer lo que se sabe y dejar constancia de lo que se ignora. Nos muestra al polemista defensor de la igualdad, la democracia, la educación universal y laica, el azote de la iglesia, la aristocracia y la monarquía… Al escritor frustrado de teatro, al omnívoro articulista de la Enciclopedia (sobre arte, oficios, filosofía, ciencias, política, economía), su gran éxito póstumo con la novela Jacques el fatalista…Y al hombre corriente, en zapatillas, preocupado por cuidar de su familia o apasionado y decepcionado por sus amigos.

¿Qué destacar en la vida de Diderot? Su capacidad de trabajo y honradez intelectual; su amistad y posterior ruptura con Rousseau, paladín de la bondad natural del hombre y, él mismo un personaje huraño y desconfiado; su intenso trabajo como director y redactor de L'Encyclopédie durante 20 años en los que hubo de todo: satisfacciones, amenazas, controversias, la traición del editor Le Breton que la esquilmó a sus espaldas…

Y mucho más. Con el prudente d’Alembert, alarmado por la combatividad y el radicalismo de Diderot, pronto se distanció. Al ponerse difíciles las cosas con L'Encyclopédie, arreciado el acoso con denuncias y amenazas, d’Alembert dejó la codirección y rompió las relaciones con Diderot, pero éste no dudó en cuidarlo como a un hermano cuando el matemático cayó enfermo de gravedad. Relaciones frías con el sibilino Voltaire que lo adulaba oficialmente y lo atacaba en secreto por su ateismo y su dura crítica a la aristocracia.

No menos intrigante es su amistad con el barón von Grimm por el que sentía una verdadera pasión y que éste no dudó en traicionar. Con d’Holbach, bien, sin intimar demasiado. D’Holbach, cabeza de lista de los ilustrados radicales, merece atención especial, aunque, de momento, no tengo bibliografía a mano.

Otro capítulo es el de sus relaciones con Catalina la Grande de Rusia que lo ayudó económicamente al comprar su biblioteca en vida, pagándola con generosidad. Diderot, poco dado a los largos viajes, emprendió uno a San Petersburgo como muestra de gratitud a Catalina. Los esfuerzos de Diderot por lograr que Catalina pusiera en marcha reformas democráticas en Rusia no tuvieron éxito. La emperatriz le dijo en una de sus cartas:

Vos no trabajáis mas que sobre el papel, que lo soporta todo; en él es todo coherente, flexible, y no presenta obstáculos ni a vuestra imaginación ni a vuestra pluma, mientras que yo, pobre emperatriz, trabajo sobre la piel humana, que es muy irritable y quisquillosa

Buena biografía de Diderot, que sabe a poco.

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